Teatro Sumergido expulsa a: Sibi

No es fácil tomar decisiones. A todos nos gusta ser agrupados, queridos, sentir que nuestras ideas son tomadas en cuenta. Sumergidos nació con la idea de expresar cosas y abstracciones, bien en el teatro, en la calle o en una tienda de libros. Nuestra expulsión esta vez tiene algo de injusto, es complicado echar a alguien que lo ha dado todo por la compañía, pero Sumergidos no puede permitirse mantener la presencia de una mujer tan absolutamente mística e hiperactiva como Sibisse.

Es fácil descubrir su inteligencia tras su apariencia desdeñada. Es fácil sentir que sus ideas son potentes. Es fácil darse cuenta que su origen asturiano le afecta hasta límites insospechados, que la conquista de España empezó allí y que es hija de la lluvia y de la fábrica y de la biblioteca y del tarot y de un profesor llamado Paco o Dios y de una guitarra y de una playa y de una postal y de una despedida y de una mentira y de un beso robado y de un amante y de un vestido. Sí, estamos seguros de que la lista es interminable, como su verbo, hay que tener mucho tiempo libre para prestar oídos a sus pasiones o entretenimientos, pero nosotros no tenemos la culpa ni el tiempo para ello.

A partir de este momento su silla quedará ocupada únicamente por su equipo de inmersión. Veremos sus gafas y el tubo de buceo colgados sobre el respaldo, a la espera de que algún día cobren vida por si mismos o por-el-espíritu-que-en-su-“errancia”-mística,-la-poetisa,-consiga-poseer. No tenemos duda de que así será.

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