“Now,
what I want is, Facts. Teach these boys and girls nothing but
Facts”, dice Dickens al comienzo de “Tiempos difíciles”, sí,
mi capitán, hechos, acciones, eso es, bien podrías ser ese profesor
inglés de mediados del siglo XIX, sin embargo hay algo entre el cielo y
la tierra que..., algo que, mi capitán, en realidad nos supera y nos impide
hacerle caso esta vez. ¿En qué puerto abandonar sus huesos? Mi
capitán, hemos arribado y después controlado, varios puertos
juntos, sumergidos, y ahora me cuenta que decide emigrar a ¿“tres
peces”? ¿Cambia el mar por una pecera?
Definitivamente cegado por los oropeles del éxito, la crítica aduladora, las mujeres bellas y fáciles, el trabajo organizado y la seriedad... Oh, mi Capitán!, podíamos perdonar todo excepto esto último, el día que nos acusó de no ser un grupo “serio” emprendimos la difícil tarea de expulsarle, con el dolor de saber que le hacíamos un favor.
Siempre sospechamos que detrás de su ansia de explorar, investigar, hacer de nuestro teatro sumergido algo grande, se escondía la gula, la lujuria, pecados que le engrandecen, amado Capitán, pero que nos obligan a echarle de este barco que jamás navegará otros mares que no sean hambre, miseria y monogamia.
Sí, lo sabemos, las
chicas son más guapas y listas y todo eso que uno piensa sin saber
muy bien lo que dice, por decir algo cuando no salen las palabras,
ya, vale, aceptamos que abandone un barco pirata por un yatecito de
paseo donde convive calaña de todo tipo y no nos extraña que le
acojan, mi Capitán, lo aceptamos, sí, esa palabra, yes, oui, ja,
tak, sin más, acérquese a su popa y catará aceite de oliva, pero
abandonará el olor a pólvora. No sé puede ser amable e
incendiario a la vez, mi capitán, usted parece decidido a ser lo
primero ¿a qué huelen sus sueños?
La siguiente entrevista
que reproducímos a continuación ha sido la prueba que han evaluado
los miembros de la compañía, los cuales han decidido por unanimidad
la expulsión, puramente burócratica y definitiva, del sumergido n º 2.
La charla tuvo lugar en la cafeteria Imperial en el barrio de
Argüelles una tarde a mediados de Marzo.
P: ...
R: El temor le hacía más hermosa.
P: ...
R: No.
P: ¿Es tan difícil ser
Benjamín?
R: No lo sabe usted bien.
Mire, mire mi dedo meñique elevarse en paralelo a la taza... ¿Lo ve?
pues esto, esto son años de práctica. Parece un gesto involuntario, ¿eh?,
pues no lo es...
P: Me han informado de
que usted dice más veces al día la palabra “no” que la palabra
“sí”.
R: No.
P: ...
R: Mire, yo no...(Pausa) digo
tantas veces...ese adverbio. A veces giro la cabeza, tuerzo la boca o
juego con el boli.
P: O sea que …
R: Vale, ya está bien.
P: ¿Parece que hay
alguna que otra compañía de teatro interesada por usted?
R: Por ti, carajo,
pareces un vendedor novato de seguros, venga, ¡joven!, por ti, cambia por tú,
sabes por sabe, traes por trae, no se corte...
P: ¿Qué hay de su
decisión de cambiar la escafandra por la espada de madera?
R: ...
P: Ya hemos terminado.
Muchas gracias.
R: De nada.
Benjamín toma un café con leche
(vaso largo, corto de leche) (1,40€)
, dos croissants (0,80€) y agua mineral
con gas (2,70€). Total: 4,90 €
La dirección:
Antes de que cambie
formalmente “tres peces” por nuestra hoguera brillante y
resplandeciente le encomiamos a dejarnos ya. Hay instantes que han de
ser fijados en línea, como en una tragaperras Cirsa y no pueden ser
interrumpidos ni dilatados por banalidades de piratas, ya, si ya,
de tigres del naranjo o dragones del Crespo. Entre Tetuán y Tirso
hay once paradas en la linea 1. Quédese en una de ellas y no
traspase el cruce de caminos que desde este momento nos separa. Su
bono 10 viajes del metro le cundirá mucho más.
Ha sido un placer
compartir bandera con usted, mi capitán, ojalá los trajes de época,
las falditas andaluzas y el puerto de Despeñaperros le devuelvan a
usted la sonrisa y el ánimo para decir sí, adelante, quiero.
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